miércoles, 21 de abril de 2010

Las cascadas de la vida.

No importa cuántas veces nos caemos, lo importante es cuantas veces nos levantamos, a la casa del hombre trabajador, la pobreza mira de reojo, pero no se atreve a entrar, quien es necio no aprende de los consejos, sino del látigo, nuestros padres parecían tontos cuando tenía 13 años, ignorantes cuando teníamos 30, y sabios cuando murieron, más vale campesino de pie, que un doctor de rodillas…

Las malas costumbres es mejor evitarlas que controlarlas, quien tiene un mal vicio, podría alimentar una familia con sus excesos, a los hijos se les debe educar como si no se les educara, y se les debe enseñar como para la salvación, el amor es puro cuando dura toda la vida, lo demás es sólo mentiras, entre más miro pasar el tiempo, menos tengo tiempo para hacer mis deberes, el hombre verdadero es aquel que le lleva una ventaja a la vida, sobre la decencia,
el verdadero conocimiento de Dios no está en las iglesias, y sinagogas, sino en los ojos del buen samaritano.

El miedo a lo desconocido, es mejor al temor de la desesperación, cuanto más se crece en la vida, menos tenemos oportunidad de regresarnos al cielo, Dios no es un mendigo para llevarle diezmos y ofrendas, ni es empresa de empleos para pedirle trabajo, ni es casa de citas para pedirle esposa o esposo, no bendice a quien cree que es sólo su lacayo, muchos hombres no entraran al cielo más por haber tenido tanta fe, que por carecer de ella, sólo los que creen en imágenes creen que Dios es visible…

Los niños son caballos desbocados, y muchos padres son sus jinetes, el hombre en prisión es el niño, mal educado, la inteligencia no radica en saber mucho, sino en darle uso al conocimiento, pobre es aquel que no tiene nada a que aspirar, preciosa joya es la juventud, poca apreciada por sus propietarios, el hombre encuentra la respuesta a la vida cuando fallece.

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