domingo, 29 de abril de 2012

Pep Guardiola, lección de vida

El padre, el profesor, el jefe, el amigo y el líder. Pep Guardiola deja a sus alumnos y al club de su vida para emprender una nueva etapa después de cuatro años liderando el mejor proyecto deportivo de la historia del Barça, y con un montante de 13 títulos, entre ellos dos Champions League, tres Ligas BBVA y dos Mundiales de clubes. Y aún nos queda la final de Copa contra el Athletic, la guinda del pastel, su último adiós y lo que puede suponer su decimocuarto título de 19 posibles.


Guardiola ha cambiado las reglas del juego y aparte de revolucionar el fútbol con una apuesta radical por el buen trato del balón, sin medias tintas, ha impregnado de seny poético a un club y a una afición eternamente agradecida con este equipo. Lo vivido en el Camp Nou tras la eliminación de la Champions a manos del Chelsea refleja perfectamente la huella de un profeta que empezó de recogepelotas y acabó convirtiéndose en la figura más importante de la historia del Barça, el paso del tiempo así lo reconocerá.
De momento ya se le reconoce como el entrenador más exitoso de la más que centenaria historia culé, pues en la mitad de años ha superado con creces los once títulos de Johan Cruyff, el maestro del alumno aventajado y el propulsor de toda esta maravilla.


En tres días el Camp Nou vivió una pesadilla: la Liga BBVA se escapaba tras perder ante el Madrid y el billete de la final de Múnich se esfumaba tras empatar contra el Chelsea. Pero la respuesta fue histórica, todo el Camp Nou puesto en pie se quedó hasta el final para aplaudir a sus jugadores y reconocer el esfuerzo realizado, algo inimaginable en la problemática casa azulgrana.
La marcha de Pep representa una herida muy profunda en el corazón de todos los culés, porque Pep es el Barça. El adiós ha sido menos traumático tras el anuncio de Tito Vilanova como su sustituto, pues con esta decisión todo el mundo siente a Guardiola más cercano y el modelo implantado seguirá al pie de la letra la linea trazada por su ideólogo.


Pero no nos engañemos, Pep se ha ido y ahora toca dar un paso al frente, con decisión y valentía, para continuar en la excelencia. El golpe es duro y es momento de que las vacas sagradas del vestuario cojan aún más responsabilidad y cuota de pantalla, el presidente también.
Sin pasión no hay nada y Pep es consecuente consigo mismo hasta el límite, y hasta aquí llegó.
Gràcies Pep.

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