El padre, el profesor, el jefe, el amigo y el líder. Pep Guardiola deja
a sus alumnos y al club de su vida para emprender una nueva etapa
después de cuatro años liderando el mejor proyecto deportivo de la
historia del Barça,
y con un montante de 13 títulos, entre ellos dos Champions League, tres
Ligas BBVA y dos Mundiales de clubes. Y aún nos queda la final de Copa
contra el Athletic, la guinda del pastel, su último adiós y lo que puede suponer su decimocuarto título de 19 posibles.
Guardiola ha cambiado las reglas del juego y aparte de revolucionar
el fútbol con una apuesta radical por el buen trato del balón, sin
medias tintas, ha impregnado de seny poético a un club y a una
afición eternamente agradecida con este equipo. Lo vivido en el Camp Nou
tras la eliminación de la Champions a manos del Chelsea refleja
perfectamente la huella de un profeta que empezó de recogepelotas y
acabó convirtiéndose en la figura más importante de la historia del
Barça, el paso del tiempo así lo reconocerá.
De momento ya se le reconoce como el entrenador más exitoso de la más
que centenaria historia culé, pues en la mitad de años ha superado con
creces los once títulos de Johan Cruyff, el maestro del alumno aventajado y el propulsor de toda esta maravilla.
En tres días el Camp Nou vivió una pesadilla: la Liga BBVA se
escapaba tras perder ante el Madrid y el billete de la final de Múnich
se esfumaba tras empatar contra el Chelsea. Pero la respuesta fue
histórica, todo el Camp Nou puesto en pie se quedó hasta el final para
aplaudir a sus jugadores y reconocer el esfuerzo realizado, algo
inimaginable en la problemática casa azulgrana.
La marcha de Pep representa una herida muy profunda en el corazón de
todos los culés, porque Pep es el Barça. El adiós ha sido menos
traumático tras el anuncio de Tito Vilanova como su
sustituto, pues con esta decisión todo el mundo siente a Guardiola más
cercano y el modelo implantado seguirá al pie de la letra la linea
trazada por su ideólogo.
Pero no nos engañemos, Pep se ha ido y ahora toca dar un paso al
frente, con decisión y valentía, para continuar en la excelencia. El
golpe es duro y es momento de que las vacas sagradas del vestuario
cojan aún más responsabilidad y cuota de pantalla, el presidente
también.
Sin pasión no hay nada y Pep es consecuente consigo mismo hasta el límite, y hasta aquí llegó.
Gràcies Pep.
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